Cuando las emociones también se aprenden: el papel de la educación emocional en el aula

En los primeros años escolares, los niños y niñas no solo aprenden letras o números. También aprenden algo igual de importante: entender y expresar sus emociones.

En Instituto Savia, creemos que educar no solo es enseñar conocimientos, sino acompañar el desarrollo emocional para formar personas seguras, empáticas y felices.

Las emociones también se enseñan

La educación emocional no se da solo cuando hay un problema; está presente todos los días.

Por ejemplo, cuando una niña o niño se frustra porque su dibujo no salió como quería, la maestra no lo corrige con prisa. Se sienta a su lado y le dice: Puedo ver que te sientes molesto, ¿quieres intentarlo otra vez o tomar un descanso?”. Ese pequeño momento enseña a identificar la emoción, validarla y buscar una solución.

¿Por qué es tan importante?

Cuando los niños y niñas aprenden a reconocer sus emociones, también desarrollan habilidades como la empatía, la paciencia y la comunicación.
En Savia, lo vemos cada día: una niña o niño que antes lloraba al perder un juego, ahora se toma un respiro, respira profundo y dice “quiero intentarlo otra vez”. Eso es aprendizaje real.

Escuela y familia: un mismo lenguaje emocional

La educación emocional no termina al salir del aula.
Por eso, en Savia trabajamos junto a las familias para usar el mismo lenguaje en casa y en la escuela. Si en el aula aprendieron a “nombrar la emoción”, en casa se refuerza con frases como “veo que estás enojado, ¿quieres contarme qué pasó?”.
Esta conexión fortalece el vínculo entre escuela y hogar.

En Savia, educar también es acompañar

En Instituto Savia, cada emoción es una oportunidad para crecer.
Nuestro equipo guía con empatía, firmeza y respeto, creando un ambiente donde cada niño y niña aprende a conocerse, expresarse y convivir con los demás desde la comprensión.

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