Errores comunes al interpretar la crianza respetuosa (y cómo evitarlos)
Cada vez más familias buscan una educación que forme niños y niñas, seguros, empáticos y felices.
Sin embargo, al escuchar el término crianza respetuosa, surgen muchas dudas o ideas equivocadas.
Algunos piensan que significa “dejar que las niñas y niños hagan lo que quieran” o “no poner límites”. Pero en realidad, la crianza respetuosa busca guiar con empatía, no con permisividad.
Confundir respeto con falta de límites
Uno de los errores más comunes es pensar que respetar es “no corregir”.
En realidad, la crianza respetuosa sí pone límites, pero los hace con empatía.
Por ejemplo: si una niña o un niño lanzan un juguete, no se le ignora ni se le regaña con enojo; se le muestra que el juguete puede lastimar a alguien y se le invita a buscar otra forma de expresar su enojo.
Evitar decir “no” para no frustrarlos
Muchos padres temen que un “no” genere enojo o tristeza. Pero decir “no” también enseña autocontrol.
En Savia, cuando una niña o un niño pide seguir jugando y ya es hora de guardar, el adulto dice con firmeza y cariño: “Ya es momento de recoger, mañana podrás jugar de nuevo”. Así aprenden que las emociones se validan, pero los límites se mantienen.
Pensar que todo se resuelve hablando
La comunicación es clave, pero las niñas y niños también aprenden con acciones.
Por ejemplo, si un niño o una niña no quiere recoger sus materiales, en lugar de repetir mil veces “recoge tus cosas”, se le invita a hacerlo junto al adulto. Esa presencia y ejemplo valen más que mil palabras.
Tratar todas las conductas iguales
A veces, se confunde igualdad con equidad. No todos los niños y niñas necesitan el mismo tipo de guía.
En Savia, si una niña o niño se distrae al trabajar, la maestra no la regaña igual que a quien interrumpe a sus compañeros. Se busca entender la causa: ¿le cuesta concentrarse o está cansada? Eso cambia la forma de acompañar.
Dejar pasar los comportamientos inadecuados
La crianza respetuosa no es dejar pasar todo, sino enseñar desde la calma.
Si un niño o niña empuja a otro, no se minimiza el hecho con “no pasa nada”. Se le ayuda a reconocer el impacto de su acción: “Tu empujón lastimó a tu amigo, ¿qué puedes hacer para reparar eso?”.
Olvidar el papel del hogar
La crianza respetuosa no se queda en la escuela; se construye también en casa 🏡.
Por eso, en Savia mantenemos una comunicación constante con las familias. Cuando escuela y hogar trabajan con los mismos valores, las niñas y niños crecen más seguros, cooperativos y felices.
Conclusión
La crianza respetuosa no elimina la autoridad ni los límites: los redefine desde la empatía, el ejemplo y la conexión emocional.
En Instituto Savia, creemos que educar con respeto es enseñar con amor, firmeza y coherencia.
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